P. Federico Rodríguez, sdb
Hoy es una buena oportunidad para que crezcamos en nuestro conocimiento, adhesión y amor a la Eucaristía. Este jueves especial que antes se mencionaba como uno de los tres que brillaban más que el sol junto con el Jueves Santo y el día de la Ascensión, nos será de una gran riqueza. Si conociéramos un mínimo de la riqueza que tiene la buena participación en la Misa nunca nos permitiríamos dejar de participar pensando que es lo más valioso.
La Eucaristía, como indica el Concilio Vaticano II, es “fuente y cima de toda la vida cristiana”. “La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua y Pan de Vida, que da la vida a los hombres por medio del Espíritu Santo” (LG11 y PO5) Esta realidad la captaron muy bien los cristianos de la primera generación. En Abitina, pequeña localidad del actual Túnez, norte de África, 49 cristianos fueron sorprendidos un domingo mientras celebraban la Eucaristía. Al ser interrogados, uno de ellos respondió: “Sine dominico non possumus”; es decir, sin reunirnos en asamblea el domingo para celebrar la Eucaristía no podemos vivir. Nos faltarían las fuerzas para afrontar las dificultades diarias y no sucumbir. Después de atroces torturas, estos 49 mártires de Abitina fueron asesinados.
Aprovechemos esta fiesta del Corpus para sacar la imprescindible riqueza que se nos brinda.
Jesús es muy claro y firme en lo que nos ha dicho:”En verdad, en verdad les digo: si no comen la carne del Hijo del hombre, y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.” Jn 6, 53-54
San Juan Pablo II nos afirma: “Si queremos descubrir en toda su riqueza la relación íntima que une Iglesia y Eucaristía, no podemos olvidar a María, Madre y modelo de la Iglesia.” “Efectivamente, María puede guiarnos hacia este Santísimo Sacramento porque tiene una relación profunda con él.”
Desde el año 2002 tenemos en la Oración del Rosario los Misterios luminosos que concluyen con el Misterio de la Institución de la Eucaristía. Aprovechemos este valioso medio para dejándonos llevar por nuestra Maestra crezcamos en nuestro amor a las Eucaristía.